No siempre pensamos, cuando hablamos de decoración e interiorismo, en la enorme cantidad de recursos que conlleva todo el sector, desde la premisa del diseño hasta que este se materializa en su ubicación final. El interiorismo ha de ser entendido en el contexto del siglo XXI como un conjunto de prácticas de decoración y distribución del espacio que busca una connotación emocional e intelectual ayudándose de la máxima optimización de materiales con el menor consumo energético.
La Agenda 2030 de la UE pone especial hincapié en mejorar la sostenibilidad y la economía circular para la reducción de residuos.
Evitar confundir lo sostenible con lo reutilizable
Una de las mayores confusiones a la hora de hablar de optimizar al máximo los materiales es a la hora de reutilizar los mismos. Se tiende a pensar que para aumentar la sostenibilidad es fundamental usar materiales ya utilizados cuando esto no quiere decir que mejoren las condiciones sustentables.
Si por ejemplo se utilizan materiales poco sostenibles de cara a la fabricación, su reutilización puede que se vea limitada. Además el hecho de ser sostenible no indica necesariamente que la vida del producto sea mayor, por eso conviene aclarar que es mucho más efectiva defender la sostenibilidad de un producto desde su fabricación que desde su potencial reutilización.
Esa es la base de la llamada economía circular: convertir el residuo en oportunidad, y qué mejor oportunidad que con productos duraderos y de calidad. Y la mejor base para alcanzar un modelo eco-friendly es desde la misma fabricación. Desde los materiales utilizados hasta el producto final, marcas como Modulnova o ADL utilizan procesos menos contaminantes, pensando en la reducción del consumo de energía y agua a la par que buscan generar menos recursos gracias a la gran durabilidad que ofrecen.
Lo minimalista y la sostenibilidad
El principio de menos es más es uno de los valores que aplica la economía circular, y el diseño de interiores es un proactivo muy importante en la misma. La apuesta por un mobiliario minimalista implica la reducción del mobiliario al mínimo exponente. No solo es una apuesta por las tendencias más importantes de la década, sino que además permiten ahorrar espacio y tiempo pero sobre todo diseñar lo más cerca posible a nuestro corazón.
El minimalismo es en sí mismo una filosofía de vida en la que las prioridades del individuo entran en escena para apaciguar los espacios y hacerlos más limpios, propiciando una salud mental mayor, saber conservar los objetos esenciales y prescindir de lo superfluo y redundante.
Dentro de esa misma esencia, las pinturas al agua empiezan a ser una tendencia notable. Son pinturas sin elementos químicos y puramente naturales que además permiten que las paredes transpiren, lo que las hace mucho más aptas para la vida diaria.
Todo ello con el objetivo de convivir con aquello que se ama desde el máximo respeto al medio ambiente.
Jardines verticales: refresca tu diseño con también hacía las alturas
Es muy habitual que las terrazas tengan alguna pared que no acaba de casar completamente con la sensación de espacio que queremos dar. Sobre todo en pisos o apartamentos en los que sólo tenemos una entrada a la terraza pero también en chalets si estos no tienen puertas acristaladas.
La idea es convertir esas paredes en jardines verticales para dotar un toque extra de verde, frescor y naturaleza. Además hay una importante ventaja y es que este jardín hará de aislante térmico, creando un ambiente más fresco también en la estancia con la que conecte, purificando el aire del exterior y por supuesto promoviendo la diversidad.